Tengo el susurro de Benedetti hablándome al oído:
"Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una
procesión, por colores, tamaños y promesas por época por tacto y por sabor.”
Maestro Benedetti, tengo esa soledad recorriéndome las venas
y enfriándome el alma, trayéndome recuerdos, creando conspiraciones, buscando
culpables para lanzar mis errores al vacío y perderlos de una vez.
Tengo el susurro de mis padres amándome sin condición, y
soportando mis vueltas en la montaña rusa de la vida. Y con mis continuos desvaríos
me aferro a esos susurros para vivir.
Tengo el susurro de buenos amigos, ovacionando mis virtudes y
exaltando mi casi perfección. Si supieran los tropezones que me cargo a
cuestas. Algunos lo saben, me quieren con todo en el saco. Esos susurros me cargan cuando
estoy cansada.
Tengo el susurro de falsos amores rondándome, recitándome de
memoria, el falso cortejo carnal, tan básico, que se hace esporádico, simple, banal.
Me declaré sorda hace un par de meses y se silenciaron en coro.
Tengo susurros del corazón, constantes, impacientes,
acelerados, con ese desenfreno que solo se cubre con un poquito de mis miedos.
Tengo susurros de la razón poniéndome una señalética de
posibilidades, con caminos, con luces lejanas parpadeándome, para encontrar esas
ideas que me ayuden a ayudar, cambiándome yo, cambio la historia.
Pero y mis susurros van y vienen en su estilo agudo y dulzón,
listos para recitar para cuando los quieran escuchar.
Susurrando.
Rostro de vos - Poemas de Mario Benedetti
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada..
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