domingo, 1 de julio de 2012

La paciencia de la araña

Un caminante que se pregunta, quien pudiera tener la paciencia de la araña para tejer sin parar y volver a empezar al terminar.


Esa paciencia de la araña que hace realidad su pasión en una telaraña. Aquella paciencia sin tiempo, pero con sentido infinito en una mirada fija al mañana.


Bendita paciencia la de la araña, que va de la mano con su arte incomprendido, la razón del porque es un placer su tejido, que dolor su tortura, y que grande su fortuna al esperar con somera tranquilidad.


Es relativo el desgaste de energía al tejer su telaraña, bien pueda sentarse a tejer la araña, mientras espera su recompensa del mañana, porque no hay tiempo, no hay prisa, solo hay pura paciencia  y a ella le sobra.

La paciencia de la araña, es un efímero trabajo para ojos vacíos, tan valioso para miradas que buscan respuestas, paciencia que a veces permite vivir el día sin pensar en el mañana, paciencia que logra tener sentido cuando se llega a la meta, esa paciencia de la araña que pocas veces sobra y muchas veces falta.

La paciencia de la araña cuando observa a su presa, atrapada en un limbo de telarañas, sin tiempo ni relojes, buscando encontrar esa paciencia de la araña, para poder escapar del sin sentido, sin rendirse a su destino, sin saber que al desespero se agarra fuertemente a su prisión. Si la presa tuviera la paciencia de la araña podría escapar de la intranquilidad, pero esta destinada a su fatalidad.

Aquel caminante que busca encontrar la paciencia de la araña, con la vida de cabeza y las respuestas borrosas, se sienta en la vereda del camino a aprender a tejer, porque a veces es tiempo de dejar de añorar, otras veces es tiempo de sentir y otras veces es tiempo de desear, pero siempre es un buen tiempo para empezar a buscar un sendero ir y venir, esperar, sin desesperar.

Con la paciencia de la araña y la mochila dispuesta, ojala.


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